I
Soñaba mi corazón
por los caminos de luz
de la mañana de gloria,
niño inoocente, romero
cieguecito del amor
hecho ilusión de la copla;
nacido para seguir
en los rompientes de ensueño
las huellas de las alondras...
como en el aire de alas
que hace un cristal de color.
Tiempo aquel en el camino,
trazando para después
la esencia renovadora.
.
Mi corazón fue en su mayo
abejilla y miel y verso,
galán de remanso y navío
para la vida redonda:
niño para niños, dador,
en unas tierras de siempre,
de la raiz de las rosas.
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